Afortunadamente sigo midiendo los años por las temporadas de triatlón. Temporadas que acaban casi siempre en julio, para empezar luego en septiembre. Y este año “fiscal” lo terminaremos el próximo domingo, en Vitoria, para empezar luego con un nuevo 2012/13…
Esta temporada ha sido el año del ostión en bici, el que casi me cuesta una oreja, menuda faena torera la de aquella mañana, neumotórax y costillas rotas incluidas, faena que de secuela me ha dejado una espalda que ya herniada se queja cada día, recordándome que los (casi) 45 tacos no van a ser gratis. Pero también el año que parece que la CU está razonablemente controlada, y aunque irremediablemente seguiremos viviendo con la enfermedad, confiamos de forma optimista que sea de esta forma.
A pesar del parón por el accidente hemos sumado 41 semanas
de entrenamiento, con una media semanal de unos 6 kms de natación, 210 kms en
bici y 44 kms de carrera a pie. Kilómetros que suponen sacar algo más de
13 horas efectivas de entrenamiento por semana. No es fácil, es más, es
bastante complicado, y la pelea y encaje de bolillos que a diario hay que hacer
es considerable. Pero casi siempre gana la batalla el “motor” de disfrutar con
el entrenamiento: Cada día hago lo que puedo, pero principalmente lo que me
apetece: Si tengo 2-3 horas hasta recoger al peque pues entonces “toca” bici
(aunque no “toque”), si por tema Laboris, u otra razón, se ha complicado la
jornada, entonces toca correr en esos escasos 45 minutos que le
quedan al día para echar la persiana… y así todos los días.
Y en cuanto al método de entrenamiento… No tengo método,
aunque conozco los principios básicos de entrenamiento, y de alguna manera inconsciente
también los aplico, sé que esto no es ni científico ni eficiente, pero es el
que puedo gestionar. Mi entrenamiento consiste básicamente en rodajes
tranquilos y ligeros, intentando meter 1 día a la semana de algo de intensidad,
pero únicamente los días que el cuerpo lo pide, esto normalmente lo sé 5
minutos antes de salir a correr o pedalear, o incluso en los 5 primeros minutos
de la salida, son esos días que el cuerpo está activado, y que te notas ligero
de mente y de piernas, y son entonces esos pocos días en los que voy a muerte en el
circuito de 10K de Valdelatas, o en el “ida y vuelta” a Cerceda con la cabra… Incluso
alguna semana esta sensación la tengo un par de días, pero otras veces también
pasan semanas hasta que vuelvo a hacer unos cambios de ritmo en intensidad, mis
“clásicas” pirámides “3F-2S-4F-3S-5F-4S-4F-3S-3F-2S” (3 minutos Fuerte, 2
Suave, 4 minutos Fuertes, 3 Suaves…)
No hago técnica de carrera, y únicamente hago un pelín de
gimnasio en invierno (un par de días 20 minutos), y en cuanto a la natación… Me
tengo que obligar a ir 2 veces por semana, en modo “nado recreativo”, y
“resignado” a ser un plomo…
Así que si por estos lares se pasa alguno que de ésos que
saben de esto, dirá, con toda razón, “éste es un paquete que no sabe entrenar”.
Y es verdad, ambas cosas, pero lo cierto es que disfruto casi siempre de los
entrenamientos (mas disfrutaría si supiera nadar, y no fuese una “obligación” ir
a la piscina) me encanta poder decidir sobre la marcha si voy rápido o lento,
si doy pedales tranquilo hasta Cerceda en busca de una Coca-Cola fresquita, o si me calzo las Zoot para sentir que
“vuelo”… Disfruto de lo que hago, y de cómo lo hago, pudiera hacerlo mejor, y
seguramente los resultados también serían mejores… Pero es lo que hay, y soy
afortunado por poder seguir disfrutando de ello.
¿Afortunado? Es difícil describir lo que se siente cuando
hará 2/3 años me diagnosticaron la CU, enfermedad con la que ya tendría que
vivir irremediablemente siempre, pero básicamente uno piensa que ya no es joven, que el
camino que creía “eterno” tiene también irremediablemente un final, en el que
normalmente no pensamos, sobre todo cuando nos sumergimos en esos valores
“absurdos” de lo material… Así que me siento afortunado por poder seguir
disfrutando de lo que más me gusta, y aunque pudiera no tener ninguna
enfermedad, también pudiera tener otras de más difícil control. Cuando toca
pasarlo mal siempre me acuerdo de un compañero de triatlón que nos dejó hace muy
poco tiempo (escasos 2 años) por una de esas otras enfermedades. Todos
conocemos familiares, amigos, etc, a los que el cáncer se los llevó
injustamente, pero en mi caso siempre tengo presente a este compañero en concreto,
porque básicamente tenía una vida parecida a la mía, padre de familia, similar
edad, parecidos valores en cuanto a vivir para hacer lo que le gustaba, priorizando
sobre otras cosas, con vitalidad y con fuerza para defender aquello en lo que
creía… Muchos kms compartidos, y muchas carreras también. Y en pocos meses todo
aquello se terminó, y le das vueltas a lo corta e injusta que a veces es la
vida, y también entonces a valorar todo lo bueno que tienes.
Y volviendo al "fin de año", este domingo tomamos las 12 uvas en Vitoria, con un “Campeonato del Mundo de Grupos de Edad”, esperando no hacer el ridículo. Es un decir, nadie lo hacemos cuando nos ponemos un dorsal y damos los que tenemos, incluso los últimos, sólo ellos saben/sabemos lo que ha costado estar en esa línea de salida, sacar esas X horas a la semana, luchar, por ejemplo, contra tu mala genética para poder correr, por ejemplo, los 1000 por debajo de 5’, o nadar los 100 por debajo de 2’… Es verdad que a muchos malos nos gustaría haber sido buenos, haber tenido las condiciones, la genética y el talento de los Eneko, Clementes, Zamoras, etc, y es por ello que cuando en algunos casos rascamos algo en nuestro grupo de edad, o en veteranos, o en la carrera de nuestro pueblo/barrio, o simplemente nos sale una “buena” carrera, vivimos nuestro momento de “gloria”. Permitidnos los buenos que disfrutemos los malos también de estas nubes de algodón de azúcar…
Por cierto, presumimos con los conocidos de correr un “World
Champion”, y al contarles que la
inscripción pagada religiosamente nos ha costado 150 euros (+/-), que nos hemos
tenido que comprar una equipación de la selección española (obligatoria) de 80
euros (en mi caso prestada), sin contar que también y por supuesto cualquier
otro gasto derivado de viajes, etc, nos miran con cara de “mi no entender”. Cara que se complica cuando
les contamos que por ejemplo para correr un Ironman estamos colgados del
ordenador a las 00:00 un año antes, para poder conseguir una de las 2.000 plazas
del cupo de inscripción, y que se acaban en 45 minutos… Pagando más de 400
euros por barba, a los que hay que sumar vueltos, hoteles, etc… Ahí la cara pasa
a ser claramente de “Tú eres tonto”… Pero "dame pan y llámame tonto". Aunque aquí el
pan sea simplemente el “disfrutar” de lo que nos gusta.
Doy por muy bueno este año, por haber entrenado con
normalidad y tener mi intestino “controlado”, por salir “entero” del galletón
en el que podía haberme “matado”, por haber corrido dos medios IM sin problemas
de “tripas”, incluso con mi “algodón de azúcar” en Valladolid… Y si además este domingo podemos también terminar ya una
prueba de 7,5 horas (+/-) con “estabilidad intestinal” estaré aún más
optimista, de cara a intentar volver a preparar pruebas de 10 horas…
Feliz Navidad
triatlética, y próspero Año Nuevo 2012-2103.